Creó una epistemología propia basada en la fenomenología y describió un cuerpo de conocimiento, que llamó Ciencia de la Vida Afectiva, que se dirige a todas las profesiones que trabajan con personas desde la concepción hasta la muerte.

Su aplicación a la perinatalidad tiene como proyecto acercar los padres a su hijo en gran intimidad desde la gestación a través de un contacto especifico, afectivo y confirmante. El acompañamiento pre y postnatal del padre es esencial. Es una puesta en acto de la ternura que enriquece la relación.

El acompañamiento es progresivo, y está adaptado a las fases del desarrollo del niño y a los acontecimientos que suceden; por este motivo, no se realiza en grupo.

En un ambiente de seguridad, de ternura y de confianza, el acompañamiento continúa después del nacimiento hasta la adquisición del caminar. La calidad relacional afectiva que se establece entre los padres y su hija o hijo, resulta preventiva de los trastornos en el «devenir uno mismo».

Participamos de dos Congresos
de Haptonomía en Paris.

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